07 Oct En «Pilares» y de la mano del pintor Sorolla ponemos en valor nuestra Jota
Coincidiendo con el inicio de las Fiestas del Pilar, desde el Centro de Innovación para la Formación Profesional de Aragón (CIFPA) y, en concreto, desde este blog dedicado a la cultura queremos recordar un cuadro: ‘Aragón, la Jota’, del pintor valenciano Joaquín Sorolla.
Esta pintura se encuentra expuesta en la Hispanic Society of América de Nueva York. Esta entidad encargó al pintor valenciano la decoración de una de sus estancias con pinturas alusivas a distintas regiones de España, sus paisajes y sus gentes. Para realizar el encargo, una serie de catorce paneles de gran formato pintados al óleo, Sorolla recorrió durante 1912 la geografía española, captando imágenes que después reflejaría en sus pinturas.
Uno de esos catorce paneles de la serie estaba dedicado a Aragón y para representar nuestra región Sorolla escogió la localidad de Ansó, en el Pirineo oscense, y se centró en la indumentaria tradicional ansotana. El pintor viajó en varias ocasiones a Ansó para pintar el lienzo en el que aparece un grupo de jóvenes bailando la jota ataviados con el traje tradicional ansotano, con los Pirineos de fondo. El cuadro fue pintado en 1914 pero la obra total no estuvo concluida hasta 1919.
Antes de iniciar esta obra, en 1912 Joaquín Sorolla hizo dos estudios en Ansó: Tipos aragoneses, que pudo realizar en Madrid, y Tipos del Valle de Ansó, que algunos autores datan en 1914. En una carta a su esposa Clotilde, escribe: «Ansó es admirable para pintar personas así que cuando toque hacer estudios de Aragón, volveré para estudiarlo».
Regresó con toda la familia en agosto de 1914. De ese mes y del siguiente son los numerosos dibujos, bocetos, fotografías y estudios de los alrededores de Jaca y Ansó, que le sirvieron para el panel definitivo: Aragón, la jota. Como el pintor no quería abandonar su trabajo en los cuadros de Aragón y Navarra su hija, María Clotilde Sorolla, tuvo que contraer matrimonio con Francisco Pons Arnau en la Catedral de Jaca.
Mientras terminaba los últimos paneles dedicados a las gentes y paisajes españoles, Sorolla empezó a sentirse enfermo sufriendo en 1920 una apoplejía, y ya no pudo ocuparse de la colocación de las obras en la sala para la que habían sido pintadas. En 1922 los paneles viajaron a Nueva York, pero hasta 1926 no se instalarían definitivamente.
Las fiestas del Pilar son, sin duda, el mejor escaparate de nuestra Jota que sigue el trámite para poder ser declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco. Nosotros con esta pequeña aportación mostramos nuestro apoyo a esa candidatura y de paso deseamos a todos unas felices fiestas.
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